Una marca débil sale cara: las empresas pierden hasta 23% de ingresos por falta de posicionamiento.
Una encuesta reciente ha revelado un dato que debería alertar a cualquier directivo, empresario o profesional del marketing:
Las empresas con una mala imagen de marca pierden hasta 23% de sus ingresos anuales por término medio.
Así es. Casi una cuarta parte de su facturación podría estar yéndose por el desagüe simplemente porque su marca no tiene un posicionamiento claro, un diferenciador percibido o una conexión con el público.
La marca no es perfumería. Es una estrategia de supervivencia.
Según el estudio, la percepción del valor de la marca tiene un impacto directo en los resultados financieros, ya que influye en todo, desde las decisiones de compra hasta la fidelidad de los clientes.
En otras palabras: no basta con ofrecer un buen producto o servicio. Si tu marca no genera confianza, no transmite autoridad y no es recordada cuando la gente la elige, pierde terreno frente a quienes lo hacen mejor.
Y lo que es más, a menudo con productos aún peores que los suyos.
¿Qué es una marca débil?
Una mala imagen de marca no consiste sólo en tener un logotipo anticuado. De hecho, lo es:
- No tener una propuesta de valor clara
- Hablar con todo el mundo y no conectar con nadie
- Ser genérico, copiado u olvidable
- No transmitir seguridad ni coherencia en la web
- Cambiar el tono, el color o el discurso en cada campaña
Es el tipo de comunicación que no crea vínculo, no despierta deseo y no fideliza. Y eso cuesta mucho.
Las marcas fuertes venden más y gastan menos
Una marca fuerte reduce el coste de adquisición de clientes (CAC), aumenta el ticket medio, mejora el rendimiento de las campañas y refuerza el servicio posventa.
Más aún: gana la guerra por la atención sin tener que gritar. Porque el cliente ya sabe quiénes son, qué ofrecen y por qué deberían elegirlos.
Fuente: Terra
 
					            








 Spanish
Spanish				 Portuguese
Portuguese					           English
English